Hidratación non stop
Preservar la piel de la deshidratación es conservar su resistencia a las infecciones e irritaciones y mantener su aspecto, elasticidad y luminosidad. La piel se hidrata desde el interior y desde el exterior, por lo que es importante aplicar un producto hidratante al menos dos veces al día (repitiendo, las veces que sea necesario, a lo largo del día) y beber de seis a ocho vasos de agua al día. Si tu piel tiende a la deshidratación y se reseca o se vuelve tirante a lo largo del día, llevar un spray de agua termal en el bolso te vendrá de maravilla.
Operación limpieza
Tu piel necesita una buena sesión de limpieza cada mañana y cada noche. Incluso si no te has maquillado, la polución, el humo del tabaco y de los coches, las partículas de polvo y otros agentes externos la ensucian. Acostúmbrate a seguir una rutina de limpieza facial nada más levantarte y antes de acostarte. Empieza limpiando la piel con un producto específico con pH no alcalino, aplica un tónico y termina con tu tratamiento habitual. Sólo te llevará 10 minutos al día, y tu piel te lo agradecerá.
Protección solar, incluso en invierno
Acostúmbrate a utilizar un protector solar (o un tratamiento de día que incorpore filtros UVA y UVB) durante todo el año, ya que los rayos ultravioleta no trabajan sólo en vacaciones, y su efecto es acumulativo. De este modo evitarás un envejecimiento prematuro de la piel, y prevendrás posibles futuros daños, como problemas de pigmentación o lesiones malignas.
Shhh…. Descansa
Un buen descanso es tan importante para tu bienestar general como para tu piel. Durante las horas de sueño, la piel realiza las funciones de regeneración celular, y, ayudada por un buen cosmético, trabaja para luchar contra los signos de la edad. Cuando no descansas, tu piel lo acusa: tono apagado, ojeras, falta de luminosidad. Intenta dormir por lo menos 7 horas al día, y deja que tu piel descanse.
Adiós a las células muertas
Sea cual sea tu tipo de piel, incluso si es muy sensible o delicada, la exfoliación es un proceso que no puedes olvidar en tu rutina de cuidados faciales. Además de eliminar las células muertas de la piel y mejorar su estado general y la microcirculación cutánea, evitarás la aparición de impurezas, al mantener tanto la piel como los poros limpios.
Si utilizas un producto exfoliante adecuado a tu tipo de piel, al menos una vez por semana, verás la diferencia.
Stop a los radicales libres
Los malos hábitos alimenticios, el alcohol, el tabaco, la falta de descanso… contribuyen a la formación de radicales libres, los responsables de la oxidación, y, por tanto, del envejecimiento y el deterioro de todos los órganos, incluida la piel. Intenta evitar estos hábitos en la medida de lo posible, y, por otra parte, utiliza productos capaces de contrarrestar su acción.
Vitaminas antioxidantes
Ayudan a neutralizar los efectos negativos de los radicales libres sobre la piel. En determinados momentos del año, como en los cambios de estación y en épocas de estrés, es recomendable tomar suplementos de vitaminas y minerales a base de vitamina C, E y betacaroteno, y utilizar cosméticos que contengan antioxidantes de eficacia tópica demostrada como las vitaminas C y E.
Ejercicio factible
Este año, proponte cumplir una rutina de hábitos de ejercicio. No te pongas objetivos demasiado exigentes o inalcanzables, ya que sólo servirá para desmotivarte. Organízate para, al menos, realizar tres sesiones a la semana de ejercicio aeróbico, e intenta mejorar tus hábitos diarios: utiliza las escaleras en lugar del ascensor, e intenta caminar más. Un buen truco para superar la pereza a la hora de salir a hacer ejercicio puede ser ir de shopping con tus amigas.
Encuentra tu equilibrio
En épocas de carencias, cambios de estación o tras un período de enfermedad o excesos, la piel también necesita, como el resto del cuerpo, restaurar su equilibrio. Nutrición adecuada, suplementos específicos, ejercicio físico moderado, cuidados cosméticos y actitud positiva son las bases. Si tienes cualquier duda, acude a nosotras, en Solnostrum, te orientaremos, como siempre, con toda confianza. La meditación es una forma estupenda de recuperar el equilibrio entre cuerpo y mente.
Come sano
Intenta que tu dieta sea saludable y variada, rica en frutas y verduras, cereales integrales, aceites vegetales, pescado, carbohidratos complejos de bajo índice glucémico y proteínas no grasas. Además, los ácidos grasos esenciales, como el omega 3, tienen múltiples beneficios antiinflamatorios y drenantes, incorpóralos a tu rutina.
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